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Perú es el 2º país del mundo con mayor diversidad de aves |
Los sonidos de la selva son
innumerables; nunca hay silencio. Sus habitantes alzan su
voz, de noche o de día, sobre las copas de los árboles: desde las chicharras
hasta los monos, los tucanes o los guacamayos. También, a veces, se escucha el
estruendo lejano de un árbol que cae; el rumor del río o de la lluvia.
Todos los ruidos tuvieron para mí, desde el principio, algo mágico y sobrenatural. Pero, entre ellos, me tenía especialmente enamorada la
gota de agua de las oropéndolas, un pájaro negro y amarillo que anidaba en un
árbol junto al río Yanayacu. No solo sus nidos, que cuelgan de las ramas, tienen
forma de gota, sino que el canto de los machos imita a la perfección el sonido
de una gota que cae. Es un sonido líquido, musical, hipnótico; Es como si a un enorme reloj
de arena le hubieran sustituido los granos de tierra por gotas de agua.
Hay diferentes tipos de oropéndolas, y no todas tienen ese canto, pero las que había en la estación biológica de Yanayacu eran, precisamente, esta especie particular. Las oropéndolas son polígamas, y
en aquel árbol debía de haber una decena de
ejemplares nada más. Compartían espacio con los caciques, un ave algo menor y
cuyos nidos son más redondeados y pequeños, y que siempre se instalan donde hay oropéndolas.
Aún se desconoce qué beneficios les aporta compartir comunidad, aunque
seguramente sea por defenderse de los intrusos de manera más eficaz.
Había una veintenta de nidos de
caciques y una cincuentena de oropéndolas, pero no todos estaban habitados. Es
un truco para la supervivencia: construyen nidos falsos para confundir a los depredadores.
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Uno de los colibrís que atrapamos con las redes de niebla |
Otro pájaro maravilloso es el
colibrí. Hasta entonces, nunca había tenido la oportunidad de tener uno en mis
manos. Cogimos varios en las redes de niebla, con el fin de estudiarlos y clasificarlos. Es impresionante ver de cerca a este pequeño pájaro de pico largo y curvado y una lengua infinita que les permite recolectar el néctar de las flores.
Puede mover las alas a una velocidad de más de cien veces por segundo y es el único ave capaz de volar hacia atrás. Debido a esto, consume
muchísima energía y no es un pájaro al que se pueda retener mucho tiempo para
estudiarlo; si derrocha todas sus fuerzas intentando escapar, no le quedarán las
suficientes una vez liberado para ir a buscar alimento. Por ello, a veces hay
que darle agua con azúcar, con el fin de que mantenga la energía
necesaria.
Hay que tener mucho cuidado a la
hora de manipular aves: tienen los huesos huecos, lo que les permite volar, pero también los hace frágiles. Por ello nunca hay que cogerlos con guantes. La pérdida
de sensibilidad en las manos que producen los guantes puede hacer que uno apriete con demasiada fuerza al
ave y la lesione.
Una de las actividades que realizamos el primer día, antes de capturar aves en las redes de niebla, fue dar un paseo por el río en una pequeña embarcación. La idea era observar diferentes tipos de pájaros. Vimos
garrapateros, muchos catalanes (que nadie se sienta aludido, así llaman allí al
martín pescador), mamaviejas y garzas blancas, entre muchas otras aves amazónicas. Cada año se descubren nuevos tipos de pájaros, tan extensa y variada es la fauna en la región (Perú es el segundo país del mundo en diversidad de aves). Un dato curioso sobre las garzas, también presentes en
Europa, es que es un animal con el que no hay que meterse. Si se sienten agredidas, tienden a atacar directamente a los ojos con su largo pico.
Pueden atravesar el globo ocular hasta llegar al cerebro y producir la muerte. Así
que si os encontráis una garza… No la molestéis.
A no ser que queráis hacer un encantamiento de amor. Según una leyenda amazónica, la tanrilla, una garza pequeña, tiene en sus largas patitas la fórmula mágica para hacer que esa persona por la que suspiras se enamore de ti. El chamán encargado de elaborar el filtro de amor deberá cazarla y extraer los huesos de sus patas. Después, deberás observar a través de ellos, como si fuera un catalejo, a la persona objeto de tu amor. Al cabo de pocos días caerá rendido a tus pies. Eso sí, él o ella no debe darse cuenta de que es observado o el hechizo no funcionará... Este tipo de mitos o creencias, a pesar de tener su encanto, han provocado la caza masiva de estos animales.
Al que nos quedamos con ganas de ver fue al tucán. En una de nuestras salidas por el bosque escuchamos su canto (como el ladrido de un perro pequeño) pero, aunque lo perseguimos, no fuimos capaces de avistarlo. Una pena, sin duda.
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